sábado, 26 de julio de 2014

Armonía En Lo Utópico

Momentos difíciles. Me encuentro en plena cuesta arriba, que cada día que pasa se hace más inclinada, y ya las piernas están fatigadas. Muchos hablan de la suerte, pero creo que lo que existe es la ilusión de la suerte, aquella que es mayor cuando somos optimistas y menor cuando somos lo contrario. Cuando las cosas salen bien, se enlazan formando la felicidad. Efectivamente, hablo de la armonía, palabra definida por la RAE como "conveniente proporción y correspondencia de unas cosas con otras". Desde que comenzó el año mi vida ha estado armonizada, nada podía salir mal y disfrutaba cada segundo. Los de siempre seguían estando ahí, mi familia recibía la noticia de que tendríamos dos nuevos miembros, el equipo de mi vida hacía una temporada para el recuerdo, la Semana Santa fue impecable,... y lo que realmente hizo posible esa armonía: ella.

Parecía que los astros se habían alineado para darme una oportunidad de disfrutar la vida al máximo, y como ya se sabe, las oportunidades no se pueden dejar escapar, ya que éstas no vuelven. Así, apareció un tren en febrero en el andén número 22 que tenía que coger sí o sí. Me monté y me dispuse a ver de otra forma el paisaje, siempre teniendo en cuenta a los míos, que continuamente viajan conmigo coja el tren que coja. Muchos, ante la felicidad, callan y dejan que disfrute, otros, recomiendan y te aconsejan.

Todo se veía con más color, con más luz. Paisajes nunca vistos, y los que ya conocía, tenían a mis ojos encandilados porque jamás los vi anteriormente así. Supe disfrutarlos de otra manera. Siempre he defendido que he sido feliz con mi gente y que no hacía falta más, y de hecho, lo sigo pensando y defendiendo. Pero ella, ella es un plus. Ese plus que se nota cuando no está. Ese plus que cuando lo tienes, deseas que nunca desaparezca.

Es fácil hablar desde fuera, dar tu opinión y ver desde una perspectiva más acertada la situación que tienes ante ti que la que puede tener aquel que se encuentre en el terreno de juego. Todos lo hacemos. Yo mismo lo hago. Todo se complica cuando eres tú el que tienes las botas puestas y tienes que decidir hacia donde vas con el balón y a quien se la pasas. ¿Cuándo disparar a puerta?. ¿Debería echar el balón al compañero o el contrario lo interceptará?. Esas dudas infinitas y que solo actuando puedes resolver.

¿Qué es lo mejor para mi? Hoy, y desde hace unos días, no sé responder a esa pregunta. Solo sé que siempre luché por aquello que quise, y aunque el 90% de veces caí en una estrepitosa derrota, me levanté y seguí. Como dice el gran Sabina en una de sus magníficas obras: la vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

Pero hoy, quiero luchar porque creo que se puede volver a esa armonía que anda perdida desde hace unas semanas. Yo pondré de mi parte. ¿Habrá disposición de realizar lo mismo desde aquella parte?. No lo sé. Lo que sí sé es que si caigo (algo habitual), que sea dándolo todo. Porque el que va a empatar, pierde. Porque el participar no es lo importante, lo es el ganar. Y yo, por recuperar los que han sido los mejores meses de mi vida, lo haré. Puede que aquellos que estén fuera no lo comprendan, ni lo comprenderán, pero así soy yo. Ese tío que busca encontrar esa armonía a su vida de forma utópica. Un tío acostumbrado a escapar de la realidad y que quiere afrontarla con ella. "Dos no es igual que uno más uno".


No hay comentarios:

Publicar un comentario